Este verano fue rarito. Me había acostumbrado hace unos años en dejar Diciembre para re-encuentros, Enero para que se me soltaran las trenzas y hacer locuras, y Febrero para olvidar (tanto algunas personas que no me convenía mantener en mi vida, como cosas que había hecho) y empezar recién un nuevo año. Ya tenía todo planeado para este año, todo estaba resultando según mi anual planificación, tenía mis reencuentros, mis locuras, mi persona que quería olvidar, etc. Llegó Febrero y me encontré dividida, por un lado sabía que debía seguir con mi rutina, pero por otro lado no quería. Deseaba que llegara ese milagro que sucede sólo en las películas, y que esa persona se negase a ser olvidada, que se auto-impusiera en mi vida y me buscara por todas partes, en medio de mi planeado retiro del mundo.
Dejé mi casa para someterme en el olvido, para reflexionar, como todos los años, sobre las cosas que hice los meses anteriores y de la manera correcta de alejar de mi esas personas y situaciones vividas.
Es por eso que viví Febrero con todas estas canciones, sufriendo, delirando, recordando, riendo, deseando, queriendo, soñando y esperando.
El olvido me estaba funcionando, hasta que esa persona re-apareció en mi vida. Parece que no quería irse, no había motivo para tirarla a la basura. Pero no quería dejar mis planes, así que seguí por la vía de la indiferencia, no podía darme por vencida tan rápido. Y mágicamente un día, la lucha se hizo un poco más difícil. Mi lugar, mi refugio de olvido fue manchado por la presencia de esa persona, en una fecha que prefería pasar sola, ese odiado día de Febrero, día que no quería volver a asociar a un ser humano.
Me dí cuenta de cómo Dios estaba matando mis planes. Nada de lo que había planeado para Febrero resultó. Mi rutina anual fue interrumpida.
Se me va Febrero ya, y aun no logro hacer lo que había planeado: alejarme, olvidar, empezar de cero. Es como si durante ese mes hubiese peleado contra la Naturaleza.
Me he dado cuenta de un par de cosillas con esto que sucedió. Sin importar de lo que pueda suceder ahora con esa persona, o con las cosas que hice en mis vacaciones, no puedo seguir haciendo lo mismo año tras año, por culpa de una persona que en el pasado tuve que olvidar con este método. No puedo someter a todos los que desafortunadamente conozco en mis vacaciones a tal método por el simple hecho de haber compartido cosas lindas, o cosas importantes. no puedo seguir alejándome ni huyendo de las cosas, de las situaciones, de las cosas que hago, ni de las personas.
Es hora de dejar de tener miedo y enfrentar cosas, como que este verano ha sido extraordinario, el mejor que he tenido, he conocido gente especial, linda y brillante, y no quiero que termine.
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