Debo decir que me cargan los musicales. Sólo los soporté durante mi infancia, con las historias de Disney, pero con el tiempo una vergüenza ajena me invadía, sobre todo si veía una película de esas acompañada, cuando los personajes comenzaban a cantar por la vida.
Luego de esos años de infancia soporté Moulin Rouge, película que nunca más pude volver a ver. Desde entonces empecé a alimentar un rechazo a los musicales, con suerte podía ver esas películas viejas de mi infancia, pero el sentimiento de disgusto igual existía en las escenas con canciones y bailes.
Seguía así mi vida cuando mi hermana me obligó a ver un musical: "Across the universe". Por tener plena confianza en sus gustos musicales y cinematográficos accedí. Y me encontré con una pieza plenamente artística, cada escena desbordaba arte visual, musical, y de trama.
Floté con una gama de excelentes interpretaciones de los temas de The Beatles, elegidos con perfección para cada escena, me deslumbré con el arte fotográfico, con los colores y superposiciones de imágenes, y lloré como un bebé con la última escena y con el último tema All you need is love. Fue ahí que el pedazo de alma hippie y anarquista me volvió a golpear, y recordé las cosas esenciales de nuestra existencia, y es que no necesitamos grandes cosas, realizaciones, comprar o desarrollarnos demasiado, sino que a veces lo único que necesitamos es un poco de amor.
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