23 de febrero de 2010

Los más escuchados de mi verano

Este verano fue rarito. Me había acostumbrado hace unos años en dejar Diciembre para re-encuentros, Enero para que se me soltaran las trenzas y hacer locuras, y Febrero para olvidar (tanto algunas personas que no me convenía mantener en mi vida, como cosas que había hecho) y empezar recién un nuevo año. Ya tenía todo planeado para este año, todo estaba resultando según mi anual planificación, tenía mis reencuentros, mis locuras, mi persona que quería olvidar, etc. Llegó Febrero y me encontré dividida, por un lado sabía que debía seguir con mi rutina, pero por otro lado no quería. Deseaba que llegara ese milagro que sucede sólo en las películas, y que esa persona se negase a ser olvidada, que se auto-impusiera en mi vida y me buscara por todas partes, en medio de mi planeado retiro del mundo. 
Dejé mi casa para someterme en el olvido, para reflexionar, como todos los años, sobre las cosas que hice los meses anteriores y de la manera correcta de alejar de mi esas personas y situaciones vividas.
Es por eso que viví Febrero con todas estas canciones, sufriendo, delirando, recordando, riendo, deseando, queriendo, soñando y esperando.













El olvido me estaba funcionando, hasta que esa persona re-apareció en mi vida. Parece que no quería irse, no había motivo para tirarla a la basura. Pero no quería dejar mis planes, así que seguí por la vía de la indiferencia, no podía darme por vencida tan rápido. Y mágicamente un día, la lucha se hizo un poco más difícil. Mi lugar, mi refugio de olvido fue manchado por la presencia de esa persona, en una fecha que prefería pasar sola, ese odiado día de Febrero, día que no quería volver a asociar a un ser humano.
Me dí cuenta de cómo Dios estaba matando mis planes. Nada de lo que había planeado para Febrero resultó. Mi rutina anual fue interrumpida. 
Se me va Febrero ya, y aun no logro hacer lo que había planeado: alejarme, olvidar, empezar de cero. Es como si durante ese mes hubiese peleado contra la Naturaleza.
Me he dado cuenta de un par de cosillas con esto que sucedió. Sin importar de lo que pueda suceder ahora con esa persona, o con las cosas que hice en mis vacaciones, no puedo seguir haciendo lo mismo año tras año, por culpa de una persona que en el pasado tuve que olvidar con este método. No puedo someter a todos los que desafortunadamente conozco en mis vacaciones a tal método por el simple hecho de haber compartido cosas lindas, o cosas importantes. no puedo seguir alejándome ni huyendo de las cosas, de las situaciones, de las cosas que hago, ni de las personas.
Es hora de dejar de tener miedo y enfrentar cosas, como que este verano ha sido extraordinario, el mejor que he tenido, he conocido gente especial, linda y brillante, y no quiero que termine.

12 de febrero de 2010

Ayayay... Cupido!!!


Se viene el 14 de Febrero encima, y creo que es el 23° día de San Valentín que paso sola. No es que sea declarada solterona, pero justo para esta fecha entro en sequía. A veces me pregunto qué se debe sentir pasar este día una y otra vez con la misma persona. Sé que hay parejas que no le toman importancia y con decir "feliz día" se sienten más que satisfechos, y así también deben existir otras que le ponen cuota de creatividad anual para sorprender.
Para mi siempre ha sido lo mismo, todo un día lleno de normalidad. Recuerdo que sólo un año llame a un tipo con el que salía, para saber como estaba, y muy informalmente me dijo "feliz día", pero eso no vale como un saludo natural, tal vez mi llamado lo presionó para decir esas palabras.
Pero este año no quiero que pase lo mismo, no soy ni me declararé una solterona, tampoco me quiero condenar a ese tipo de vida. No pasaré un 14-02 sola, esperando como loca un llamado que no llegará, o una visita que no existe. Es por eso, que dadas las circuntancias, y el estado en el que se encuentra mi vida amorosa, que he decidido salir a celebrar el día de Cupido, aunque éste no haya hecho mucho por mi. Tengo todo un panorama hecho con una amiga/hermana que se encuentra en la misma situación que yo, y tampoco acepta que para este día debamos deprimirnos en casa.
Quién sabe si mañana encuentro al amor de mi vida a la vuelta de la esquina, o por último, tengo derecho a sonreir y salir a la calle ese mismo día, y sin pareja. Además, el día del amor es para pasarlo con personas a las que amas, y en mi caso, no puedo guardar mi corazón sólo a una persona que no se quiere hacer presente, o que aún no quiere llegar.

1 de febrero de 2010

Pero que miedo...!


Existen muchas cosas que nos asustan, desde cosas pequeñas como las hormigas, hasta las cosas más grandes y difíciles de entender como la muerte. ¿Cómo actuamos cuando estas se presentan?
Algunos gritan, otros corren, se alejan y esconden, otros prefieren callar y se quedan en blanco, otros lloran, etc.
Un amigo un día me dijo que debía enfrentar mis miedos, para que cada vez temiera menos. Y traté de hacerlo, no es nada fácil pararte frente aquello que te atemoriza para actuar como si la situación estuviese dominada favorablemente hacia ti. Incluso en un segundo todo puede cambiar, y la confianza sugestionada desaparecer para que el miedo vuelva a surgir. Ese día trate de dominarme y enfrentar mi temor, pero me di cuenta que no quería volver a hacerlo muy luego.
Soy de las personas que creen que muchos miedos son inventados, y otros son producto de malas experiencias que nos hacen creer que siempre se repetirá la misma situación, o el hecho de pensar que volverá una mala sensación, sentimiento o vivencia hará que nos sintamos podridos.
No soy nadie para juzgar los miedos de los demás, porque yo tengo también los mios, y dudo que alguien algún día me entienda completamente, aunque se ponga en mi lugar. Pero lo que sí creo es que hay q darse el espacio de minimizarlos, y de intentar vernos a nosotros como algo superior a ellos, para lograr dominarlos un poco.
No podemos vivir con miedos por siempre, debemos liberarnos de aquello que nos ata para lograr ser quienes somos, vivir libremente y no estar atados a condiciones autoimpuestas. La libertad es un bien hermoso y sin ella, dudo que exista la felicidad.
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