Be Bloggera: ¿Cómo los preferimos a ellos?

Flores, chocolates, que te dediquen una canción, que te inviten a comer, al cine, a un café, que te lleven a casa, entre otras muchas cosas son las típicas que se vienen a la cabeza cuando hablamos de tipos románticos y caballeros, chapados a la antigua como diríamos tal vez. Recuerdo que encontrar a alguien que hiciera estas cosas, de manera natural, era casi un sueño cuando estaba en plena pubertad. Hoy... no sé si sigo pensando igual.

Sí, es rico que te regalen un chocolate, que tengan un gesto amable contigo, que te quieran, mimen y cortejen. Pero supongo que hay un límite. No podría estar con alguien que me idolatre todo el día, que tire pétalos de rosas por donde camino, que sea un romanticón todo el rato, y no porque no me gusten esas cosas, sino que porque no podría estar con la sensación de que el lado femenino y sensible del tipo que me gusta, está más desarrollado que el mío. ¡Qué horror!

¿Ustedes han estado alguna vez con un hombre o mujer que desborde romanticismo? Yo podría soportarlo en cierto grado, pero no traspasar esa barrera que dije antes. Además hay que hacer una distinción: romántico no es lo mismo que caballero, ni sensible, ni que chapado a la antigua. Son cosas que pueden estar en una persona, pero obviamente no son sinónimos.

Si me preguntan a mí, yo prefiero un poco de todo. Me encanta la combinación de hombre 50% rudo, 30% caballero, 10% romántico (para que me sorprenda de vez en cuando y los detalles no se transformen en rutina ni pierdan el carácter mágico) y 10% chapado a la antigua. Aunque lo último es un porcentaje mínimo, debo incluirlo, porque me asustan los tipos 100% liberales y sin límites., y quizás incluiría una cuota de sensibilidad o empatía, ya que mi esencia de cangrejo, que es como una ola emocional, necesita de comprensión y muero si en otro no me entiende aunque sea un poco.

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