Las posibilidades de ser son infinitas y muchas veces elegimos un camino, lo transitamos, lo desarrollamos y nos quedamos ahí para siempre. Muchas veces lo transformamos en un buen refugio, en una estructura firme y llena de pilares; otras veces sufrimos ahí, nos quedamos igual y tratamos de seguir caminando, aunque nos duelan los pies y la vida se transforme en algo poco complaciente.
Una vez escuché por ahí: "Si no te gusta el camino en el que andas, dale la vuelta al manubrio"...
... Eso me inspiró para confirmar un cambio de carrera que realicé años atrás, me costó mucho y tuve que llenarme de coraje, decisión y convicción para hacerlo. No es fácil cuando mucha gente ve este tipo de cambios desde otro punto de vista, diciendo "es de cobardes", "no te atreves a seguir", "la gente que deja proyectos botados es porque no puede hacer o terminar las cosas". Pues bien, yo creo lo contrario. No es miedo, hay que tener cojones y mucha valentía para ir contra corriente, romper esquemas, proyectos y elegir cosas nuevas.
Recuerdo el libro Viaje a Ixtlán de Carlos Castaneda, cuando se le preguntaba a don Juan por su adicción al alcohol, éste respondía que no era consumidor de alcohol ni menos adicto. "La gente casi nunca se da cuenta de que podemos cortar cualquier cosa de nuestras vidas en cualquier momento, así no más (chasqueando sus dedos al final de la oración)".
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